Leyendo Números 22-24
La historia del misterioso profeta/vidente Balán y su burra parlante es una de las más conocidas del libro de Números. Es una narración muy cómica pero al mismo tiempo lidia con temas serios como la terquedad/maldad de la humanidad, la soberanía/autoridad de Dios sobre el mundo y su fidelidad/bendición para con su pueblo.

Como toda buena historia bíblica, el relato tiene un patrón literario muy marcado que nos ayudará a entender la narración de mejor manera.1 Sin embargo, para simplificarlo, lo revisaremos en 3 actos:
En la primera parte, se narra que el profeta Balán tiene 3 encuentros con el Dios de Israel (Números 22).
Luego, el vidente pronuncia 3 oráculos sobre Israel (Números 23:1–24:14).
Finalmente, Balán pronuncia una profecía acerca de un futuro rey israelita y predice la destrucción de pueblos enemigos de Israel, completando así 7 oráculos (Números 24:15-25).
Comencemos.
Primer acto (Números 22)
En primera instancia, se introduce la trama de la historia al decirnos que Balac, el rey de Moab, decidió contratar a un profeta/vidente para maldecir a Israel. ¿Por qué? Al darse cuenta de que Israel era un pueblo numeroso, temió y pensó maldecirlo para poder destruirlo en batalla (22:1-6).
Esto sin duda debe traernos a la memoria el comienzo de la trama del libro de Éxodo, donde el Faraón, temiendo al pueblo por su gran número, pronunció edictos para explotarlos con más trabajos forzados y aniquilar a los primogénitos varones lanzándolos al río Nilo (Éxodo 1:8-14; 22). Entonces, ¿qué hará Dios en esta ocasión?
Luego, la historia nos presenta al misterioso profeta/vidente Balán, quien fue abordado por los hombres de Balac con su petición de maldecir a Israel a cambio de dinero. Otro tema relevante en esta historia es la constante alusión a “maldecir o bendecir” (22:6). Esto también tiene ecos de la historia de Israel, ya que son las palabras que Dios le dio a Abraham cuando lo llamó a su pacto (Génesis 12:1-3). En esta historia se ponen en disputa las palabras de bendición de Dios y las de maldición de los hombres (Balac y sus lacayos), ¿quién triunfará?
Finalmente, el primer acto nos cuenta de 3 ocasiones en las que Balán experimentó encuentros con Dios. Las primeras 2 fueron en su “casa” luego de la insistencia de los hombres de Balac de acompañarlos y aceptar el “trabajo” de maldecir a Israel. Sin embargo, el tercer encuentro se desarrolla mientras Balán iba camino a Moab montando su burra.
Este episodio es muy gracioso, ya que retrata a la burra de Balán como alguien con más discernimiento espiritual que los hombres que traman todo este asunto. La burra logra ver y discernir la presencia del ángel del Señor 3 veces antes que Balán pudiera hacerlo. Al parecer, los burros son los hombres y no el animal. ¿Qué hay de nuestro discernimiento espiritual?
El primer acto termina con Balán yendo a Moab para encontrarse con Balac. Sin embargo, advertido por Dios de solamente decir lo que él le diga.
Segundo acto (Números 23:1–24:14)

El segundo acto nos presenta 3 episodios donde Balán pronuncia las palabras que el Señor le manda, no cumpliendo la voluntad del rey de Moab, Balac.
Cabe mencionar que en estos 3 oráculos podemos leer y hallar elementos asociados a las promesas que los patriarcas de Israel (Abraham, Isaac y Jacob) recibieron de parte de Dios con relación a una numerosa descendencia, una tierra próspera y una relación pactual de bendición con YHWH.
El primer oráculo establece la imposibilidad de Balán de contradecir las palabras de bendición de Dios hacia Israel, pero también contiene ecos que hacen alusión a su numerosa descendencia (23:7-10; 12)
El segundo oráculo destaca la fidelidad de Dios para con Israel. Dios ha prometido bendecir a Israel con descendencia y tierra, y eso es justamente lo que hará. Dios mora en medio de ellos y no hay magia ni hechicería que pueda dañarlos. Dios les dará la victoria sobre otras naciones y les entregará la tierra prometida a sus padres (23:18-24).
El tercer oráculo incluye un paralelismo entre el campamento de los Israelitas con una imagen del Edén. El pueblo es descrito como una tierra abundante llena de vegetación y aguas de vida, Dios está en medio de ellos y los sacó de Egipto para bendecirlos. El Dios de Abraham está dispuesto a bendecir a quienes los bendigan y a maldecir a quienes los maldicen (24:2-9).
Este acto destaca de manera muy ilustrativa la terquedad y el pecado de los hombres (Balac y sus lacayos), pero al mismo tiempo la soberanía-autoridad-fidelidad del Dios de Israel. ¿Qué hay de nosotros, estamos en sintonía con la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios o estamos yendo insistentemente por caminos peligrosos de maldición contrarios a su voluntad?
Tercer acto (Números 24:15-25)
El tercer y final acto de la historia retrata a Balán pronunciando 4 oráculos más: 1 prediciendo un futuro rey proveniente de Israel y 3 prediciendo la derrota de pueblos enemigos de Israel. Esto completa un total de 7 oráculos, número usado para transmitir la perfecta y plena revelación de la voluntad de Dios entregada por medio de las palabras de Balán en la historia.
El cuarto oráculo acerca del futuro rey de Israel tiene tintes mesiánicos y ecos a las palabras de bendición dadas por Jacob a sus nietos al final de su vida, donde se hace referencia al que vendría de la descendencia de Judá (Génesis 49:10). Igualmente, este oráculo adelanta la derrota del reino de Moab y Edom relatada más tarde en la historia de Israel (2 Crónicas 20:1-30; 2 Reyes 3; 2 Samuel 8).
Los siguientes oráculos de Balán se refieren a la derrota de pueblos enemigos de Israel. Esta profecía se pronuncia en contra de Amalec, un Quenita, Asiria y Éber.
La historia cierra con los dos protagonistas, Balac y Balán, yendo por caminos contrarios, cada uno regresando a su tierra.
Algunos comentarios finales

Si bien la historia habla por sí misma, me gustaría incluir algunos comentarios de detalles que llamaron mi atención mientras leía y meditaba en el texto.
En primer lugar, es llamativo ver lo que el hombre es capaz de hacer por miedo. Tanto el Faraón como el rey Balac terminaron oponiéndose a la voluntad de Dios por miedo a ser destruídos por Israel. Es interesante ver que el miedo los llevó justamente a su derrota. ¿Puede ser que Dios nos está haciendo una advertencia? Tal vez es hora de comenzar a actuar confiando en la soberanía de Dios y no bajo los efectos del miedo.
Por otro lado, es también interesante ver que el ángel del Señor es retratado como un guerrero que porta una espada desenvainada (Números 22:31). Es decir, oponerse a Dios es siempre una mala idea que nos llevará a muerte. Dios tiene la autoridad tanto para protegernos del mal, pero también para ejercer justo juicio sobre nuestros pecados y maldades. ¿Cuál va a ser en nuestras vidas?
Igualmente, creo que el texto nos está llamando a reflexionar acerca de las palabras que salen de nuestra boca. El tema de la maldición y la bendición son clave en esta historia, pero también lo son en nuestras vidas. ¿Qué palabras estamos usando hacia nuestros hijos, hijas, hermanos, hermanas, esposas, esposos, amigos, amigas, iglesias, etc.? Vemos en la historia que la voluntad de Dios es bendecir, por lo tanto, hacer su voluntad también debería llevarnos a pronunciar palabras de bendición hacia los demás.
Finalmente, es notable que Balán haya relacionado el campamento de los israelitas con un lugar de vida, reposo, bendición y plenitud. Esto mismo debería ser realidad para la iglesia. El pueblo de Dios reunido debe ser un lugar de bendición, una especie de oasis en el desierto para todos aquellos que buscan refugio y descanso. ¿Qué podemos hacer para que esto se cumpla en nuestras iglesias locales?
Dios nos ayude.
Puedes revisar más acerca de esto en el Comentario de Números, Gordon J. Wenham, Tyndale Old Testament Commentaries (TOTC).